Los beneficios de la botánica en niños

Más allá de las creencias e ideologías que pueda tener el ser humano una de las certezas irrebatibles es que surgió de un entorno natural. A través de los siglos fue creando grandes obras artificiales pero la influencia del lugar en el que cada habitante del planeta vive es la que forma la personalidad de cada uno. Hoy el estrés que sufren quienes viven en las grandes urbes puede ser aliviado con la vuelta a la naturaleza. Por eso, es primordial que los más pequeños tengan contacto ámbito rural.

La botánica para niños tendría que ser una materia cada vez más influyente, especialmente, en los colegios situados en las ciudades. En momentos en los cuales el cambio climático más que una amenaza es ya una realidad se hace imprescindible educar a las futuras generaciones en los fundamentos que dieron origen a nuestra vida. Porque conocer la naturaleza es una forma de amarla y protegerla.

Es cierto que en las ciudades es todo más cómodo para la vida moderna pero el conocimiento de la botánica hará que el niño se convierta en un adulto responsable para no deteriorar más el ecosistema en el que se desarrolla. Porque todos necesitamos el encuentro con la naturaleza porque nos ayuda a recuperar y a fortalecer nuestra mente y nuestro pensamiento. Dicho de manera coloquial: recargamos nuestras pilas.

La necesidad de reencontrarse con la naturaleza urge cada vez más y prueba de ello es el crecimiento del turismo rural en España. Los niños también están expuestos al estrés de la vida urbana y acercarlos al mundo de la botánica es un buen consejo. Está comprobado cómo disfrutan y crecen con mayor equilibrio y felicidad los niños que tienen más contacto con los espacios naturales.

Una de las maneras más efectivas que tienen los peques para aprender es el juego. Sería una buena idea involucrarlos para crear su primer huerto. Enseñarles a sembrar, a regar las plantas. Mostrarles el ciclo que necesitan distintos frutos que después forman parte de su propia alimentación. Explicarles, por ejemplo, que las plantas también son seres vivos a los que hay que cuidar.

Quién no recuerda cuando en la clase de botánica nos pedían que colocáramos una semilla en un bote y al cabo de unos días nos parecía mágico el proceso de germinación. A través del huerto el niño podrá aprender lo imprescindible que es la naturaleza para su propia existencia. Todas estas actividades le ayudarán a ser más sociable y a mejorar su autoestima.

De los numerosos beneficios de la botánica en los niños no debemos olvidar que se vuelven más imaginativos y desarrollan sus capacidades psicomotrices. Salen de los espacios cerrados donde el ocio puede ser más perjudicial por la tendencia al sedentarismo que producen los videojuegos tan de moda en la actualidad. En síntesis, una buena forma de empezar 2018 es jugar al huerto con los peques, porque no es necesario abandonar las ciudades pero tampoco olvidarnos del campo.

 

 

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